jueves, 2 de septiembre de 2010

Una flor de vez en cuando...

Se cuenta la historia de una mujer que había trabajado duramente para sacar adelante su familia con muy poco aprecio por parte de esta.



Una noche le preguntó a su marido:


-Oye, Pedro, si yo me muriera te ibas a gastar una gran cantidad de dinero en flores para mí, ¿verdad?
-Pues claro que sí, Marta. ¿Por qué lo preguntas?
-Es que estaba pensando que las coronas de muchos euros iban a significar en aquel momento muy poco para mí. En cambio, una florecita de vez en cuando, mientras viva, significa mucho.


Marta estaba expresando lo que desean en su corazón todas las personas que tenemos a nuestro alrededor. «Una florecita de vez en cuando», es decir, algún detalle en que demostremos nuestro amor puede llevar alegría a la vida de una persona. ¿Por qué esperar a que los corazones hayan dejado de latir, a que los ojos no vean y los oídos no escuchen, para hacer entrega de unas rosas a esa persona que está tan unida a tu vida? No olvidéis que vale más una sola rosa para el que vive que una gran corona para el que ya se fue.
 

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