jueves, 15 de julio de 2010

OLER A DIOS


A un hombre de Espíritu le preguntaron en qué consistía eso de experimentar y vivir la fe. Él, sin pensárselo dos veces contestó: «Consiste en oler a Dios». Viendo la extrañeza que causó su respuesta, la aclaró mejor contándoles esta historia:


"Un día Dios llamó a tres personas y les regaló a cada una un pequeño frasco que contenía el perfume de la Vida Eterna.

La primera de ellas, abrumada por tal regalo del mismísimo Dios, fue corriendo a por una cadenita de oro para colgarse el pequeño frasco del cuello. Eso le recordaría a Dios y le haría tenerlo siempre presente.

La segunda marcho deprisa a su casa, derramó el perfume en un recipiente y comenzó a analizar su composición química hasta obtener la fórmula. Se la aprendió de memoria e hizo que los demás también se la aprendieran para que supieran en qué consistía el perfume de la Vida Eterna.

La tercera persona abrió el pequeño frasco y vació todo el perfume sobre su cabeza y se marchó a perfumar el mundo",


Terminada la historia preguntó: «¿Quién de los tres dejó de oler como hombre para oler a Dios?» Los que le escuchaban contestaron evidentemente que el tercero. Y él añadió: «Pues en eso consiste experimentar y vivir la fe: en oler a Dios».


No en llevar colgantes religiosos...
o en examinar teologías o teorías...
sino en oler a Dios...
Que nuestra vida expanda el buen olor de Jesús...




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